Creo que fue por culpa de la persistencia de la memoria el hecho de que los relojes derretidos anulen mis horas.
Mientras observo las imágenes suscitadas por una libre asociación de ideas, no entra en mí ni Dalí, ni su mito, ni tan siquiera el genio que lo creó. Puedo desconocer totalmente la teoría "paranoica-crítica", los estilos minuciosos y los realistas; y sin embargo sentir que yo me fundo progresivamente con los relojes, que olvido a pesar de una persistente memoria y que empiezo a prescindir de un título, de un autor, y de una fecha. No es un mero contacto sensible con un lienzo, sino que me integro en algo que ni siquiera entiendo. ¿Paradógico y extraño?. No lo creas; es un pasaje de los más cotidianos que he podido vivir; cada día me integro en una sociedad que no entiendo y vivo en un cuerpo que, dado que tampoco entiendo, transformo según mi razón e incluso a veces según mi pasión. Es en esos momentos cuando logro aislarme de todo cuando envidio esa capacidad de disolución y deformación de los objetos, y es entonces cuando me enfrento a las figuras geométricas y a ese substratum que me recuerdan que mi vida es tiempo y espacio, y de éso únicamente puedo olvidarme en sueños. Quizás cuando mi vida ya no sea vida no seré tampoco espacio y tiempo, pero hasta entonces seguiré creyendo en ti.
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